Situada en el Valle de Agaete, La finca ecológica de L’Enrosadira abarca una superficie de 43.000m2, de donde se obtiene los muy preciados tunos indios con los que posteriormente se elaboran las mermeladas y los zumos.
El tuno indio es el fruto de un cultivo silvestre que requiere de poco trabajo, ya que no requiere de abonado ni tratamiento fitosanitario, así como tampoco necesita de poda ni de riego. Únicamente reciben el agua de las precipitaciones y eso hace que los frutos obtenidos tengan el máximo sabor, siendo su época optima de maduración desde finales de diciembre hasta el mes de febrero.
Esta empresa familiar tiene su origen en el Norte de Italia a finales del siglo XIX, fundada por el bisabuelo de Giacomo Elia Godina, el actual titular. “La historia de nuestra empresa siempre ha estado vinculada a la familia, a la pasión por la naturaleza y al territorio”. “Durante el Segundo Conflicto Mundial se interrumpió la actividad debido a la partida de mi abuelo al frente, y a su regreso las condiciones estaban muy complicadas para seguir”. Sin embargo, esta situación no impidió que la tradición y los valores se transmitieran a la siguiente generación. En efecto, el padre de Giacomo, Moreno Godina, desde joven quiso recuperar la empresa y continuar con el legado familiar. La oportunidad se presentaría en 1981, y Moreno no dudo en iniciar de nuevo la producción.
Tras 15 años de andadura, Moreno, apasionado de las frutas tropicales, decide visitar los lugares de donde proceden las frutas con las que elabora sus productos. El primer viaje lo realiza al Caribe (las Antillas y Cuba); y al año siguiente a Canarias, siendo Gran Canaria la isla preferida. “Mi padre quedó impactado por la diversidad y el contraste de Gran Canaria. Él viajó en febrero, partiendo de un lugar donde tenía -20o C y dos metros de nieve, llegando aquí encontró una isla en la que en el mismo día podía estar en una playa a la vez que ver valles con almendreros en flor, cascadas de agua, bosques de pinos, y en la parte más alta, nieve. Evidentemente no se lo pensó dos veces y decidió trasladarse aquí”.