En unos 17.000 metros cuadrados de finca, Rafael Yánez García posee 10.000 metros cuadrados cultivables, a 600 metros sobre el nivel del mar, en la zona de Santa Cristiana en Santa María de Guía.
La mayor parte de la finca la tiene en forma de cadenas y la obtuvo por herencia. Su hermano, con el que está asociado, cultiva otra parte y ambos llevan varias décadas en la zona. “Mis padres compraron esta finca hará poco más de 40 años y desde esa fecha está mi familia aquí trabajando”, comenta Rafael. La idea de la familia era salir del ruido de la capital y así fue como recalaron en este remanso de paz y verdor del norte de Gran Canaria.
Rafael entró en el cultivo ecológico huyendo de los gastos en productos químicos y las consecuencias de estos para la salud. Ya ha cumplido 15 años produciendo sin pesticidas, con ayuda de su mujer y algún temporero en momentos puntuales. Sus dos hijas no tienen en mente cultivar la finca, pero eso no le para a la hora de seguir trabajando.
Cultiva calabazas, millo, guisantes y otras hortalizas, además de frutales como caquis, aguacateros, naranjos, mandarinos, higueras… El agricultor pierde la cuenta mientras observa el lugar de un lado a otro. Está trabajando para producir cada vez más fruta, “por el gran esfuerzo que conlleva la hortaliza, en la que estás siempre plantando y recogiendo. Da mucho trabajo”.