La producción agrícola de Los Julianes se reduce a cultivos de alfalfa, millo, cebada, forraje y hortalizas para consumo familiar y alimentación de las aves. En invierno no planta hasta finales de enero o febrero meses en los que llueve de forma continuada y menos fuerte que en noviembre y diciembre.
Las 1.500 gallinas ponedoras y los 1.500 pollos de engorde ocupan 12.000 metros cuadrados de la finca. Ese espacio lo tienen dividido en dos gallineros para las gallinas y tres para los pollos.
Estos “alojamientos” tienen unas plataformas elevadas donde se sitúan las perchas en las que duermen las gallinas, donde permanecen la mayor parte de la noche, están los ponederos y hay unas aperturas que siempre están abiertas por donde entran y salen libremente. Gracias a que las plataformas están elevadas, los animales no tienen contacto con las heces que producen. “De esa forma nos libramos de muchas enfermedades porque no las tocan. Esas heces las dejamos secar y hacemos compost al mezclarlas con hierbas para poder cultivar un poco de forraje que es lo que plantamos en invierno, antes de plantar el millo en mayo.
Los hermanos Morales tuvieron que montar una sala de despiece porque así lo exigía el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA) si querían distribuir la carne de sus pollos. Ellos mismos hacen el traslado a matadero y después, en la sala de despiece, se terminan de limpiar y se hacen los cortes, dando respuesta a los pedidos que tengan. Esos cortes se envasan al vacío y se etiquetan con el nombre de la finca que también es la marca comercial y ellos mismos los distribuyen en tiendas especializadas y hacen reparto a domicilio en la zona de Las Palmas de Gran Canaria y Telde.
Bajo la marca comercial Los Julianes, distribuye todas las semanas carne de pollo y huevos. Los pollitos recién nacidos entran todos los meses y los mantienen 81 días, tiempo que marca la normativa. “Siempre tengo cubiertos los 3 meses que me obliga la ley y siempre tengo pollos para vender, aunque algunas veces tengo desfases en función de que la demanda suba o baje”.
Suele llevar a matadero una media semanal de 60 pollos que, si se compara con el pollo convencional que entra y que es de 30.000 unidades, supone una cantidad insignificante, sin embargo, los gastos de transporte son los mismos.
Las gallinas en explotaciones no ecológicas producen un 20 por ciento más de huevos que las ecológicas. Las razones son que enferman mucho menos porque están en jaulas y con una temperatura constante que se controla mucho más que cuando están al aire libre. Esta es una de las razones por las que el huevo ecológico es más caro que el convencional, aunque, como dice Alberto, tiene mucha más calidad y es mucho más sano.
Seguir creciendo e invertir en nuevos terrenos para continuar con la cría de pollos y gallinas está entre los proyectos de los hermanos Morales, junto con la cría de codornices para comercializar sus huevos. Ya tienen localizado un terreno en una zona ganadera del municipio de Agaete donde esperan producir más cantidad de huevos que de pollos. Alberto cree que la carne lleva camino de consumirse menos por la forma en que la ganadería afecta al cambio climático, aunque considera que la producción ecológica reduce mucho los efectos nocivos que la ganadería convencional.