Los Roques Nublo y Bentayga y el Teide, al fondo, parecen abrazar la finca El Llano de Abajo de Santiago García García, en el barrio de Timagada, a unos 12 kilómetros de Tejeda. A 1.400 metros sobre el nivel del mar, y sobre unos 10.000 metros cuadrados de terreno, de los 90.000 que tiene la finca, crecen papas, almendros, ciruelos, parras y ajos, que cuida con mimo su propietario los fines de semana.
Santiago nació y se crió a pocos metros de su finca, que empezó a cultivar hace 11 años. Primero lo hizo de forma convencional hasta que, hace 4 años, decidió pasarse al cultivo ecológico. Y lo hizo por puro convencimiento. “Vi que esta forma de cultivar tenía salida y mucho futuro y además, porque fui tomando conciencia en contra de los venenos que se utilizan para fertilizar y abonar la tierra, todos esos productos pasan a la fruta o las hortalizas y no es bueno para la salud”. Sus padres se dedicaron también a la agricultura y a la ganadería así que su amor por la tierra le viene por tradición familiar, amor que quiere inculcar a su hija de 6 años. “Mi padre siempre se dedicó a hacer carbón vegetal y a hacer quesos con la leche de las cabras que criaba”. Como su padre, que además de agricultor fue agente forestal, Santiago tiene también otra ocupación, trabaja construyendo muros de piedra de lunes a viernes, aunque su finca sea la actividad que más le gusta y a la que le gustaría dedicarse más tiempo, si pudiera.
Sus cultivos principales son la papa, los almendros, ciruelos, los ajos y las uvas que dan sus parras. Al cultivo de papas le dedica unos 1.500 metros cuadrados, a almendros y ciruelos algo más de 4.000 y el resto, a otros cultivos como ajos y parras. Santiago recoge dos cosechas de papas al año, en diciembre y en junio, que suponen una producción de unos 4.000 kilos. De almendras recoge entre 500 y 600 kilos, de ciruelas, entre 100 y 400 kilos, dependiendo del año. En cuanto a la producción de ajos es de unos 300 kilos. Cultiva dos variedades, el ajo que se consume normalmente, “el de los dientes” y el ajo argentino que no tiene dientes.