El Bernegal

Acerca de la finca

Otro modo de vida es el que llevan Gustavo y Celia, con su pequeña hija Nora, en su finca El Bernegal, ubicada en el barranquillo de Tenoya, en el municipio de Las Palmas de Gran Canaria. La propiedad cuenta con 9.200 metros cuadrados, distribuidos en tres niveles, donde cultivan hortalizas y frutales y desarrollan su peculiar proyecto de vida.

Después de una mala experiencia en una finca arrendada en Telde con opción a compra, donde invirtieron mucho dinero que terminaron perdiendo, Gustavo y Celia comenzaron a buscar su propio lugar, un terreno en el que llevar la vida que querían. Así apareció este trozo de paraíso en el que día a día construyen sus sueños.

Estos doctores en biología se habían sentido atraídos, desde siempre, por una vida en el campo y de consumo ecológico y sostenible. La curiosidad les llevó a formarse por medio de varios cursos y comenzaron a cultivar en macetas en su casa de Tenerife. Al finalizar la tesis decidieron buscar una finca para cultivar en ecológico. Han pasado diez años y ahora su proyecto ya va cogiendo forma.

Celia trabajaba hasta hace poco en la Asociación Tierra Fértil, dedicada a la recuperación y el mantenimiento de las semillas tradicionales y Gustavo apoya a la asociación con otra finca, donde plantan variedades tradicionales a partir de semillas prospectadas de la isla. Actualmente trabajan los dos juntos en la finca EL Bernegal y forman un buen equipo, Celia lleva más peso en la organización y planificación y Gustavo en la ejecución y comercialización.

Calendario de producción

Gustavo Morales Morales

Forma de comercialización

Cooperativa BioCanarias y Asociación Alborinco y su tienda en Las Huesas
Marca
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Frutas y Verduras y hortalizas

Plátanos, mangos, aguacates, caquis, guayabos-fresa, tomates, coles, puerros y cebollas

Gracias a un convenio firmado con la Escuela de Capacitación Agraria, la finca cuenta con la ayuda puntual de estudiantes en prácticas, que, mientras aprenden, le echan una mano con sus cultivos: plataneras, mangos, aguacateros, caquis y guayabos-fresa, además de hortalizas.

Entre las hortalizas que suelen plantar se encuentran los tomates, coles, puerros y cebollas, entre otras, pero cultivadas en función de la marcada estacionalidad del lugar, con temperaturas muy frías en invierno, para la cota a la que se encuentran, que condicionan sus cultivos.

A las condiciones climatológicas peculiares del lugar se le suman varias plagas que han asolado parte de sus cultivos de hortalizas en años anteriores. Ha tenido que arrancar zonas enteras de cultivos, porque no conseguían afrontar el trabajo que lleva luchar contra las plagas: cochinilla, hormigas, pulgón y otros bichos, que llegaban a su tierra huyendo de las parcelas cercanas, donde cultivan en convencional y usan químicos para ahuyentarlos.

Una de las técnicas que emplean para mejorar el problema de las plagas consiste en aumentar la diversidad plantando especies endémicas de la zona en forma de setos, a modo de reservorios de insectos beneficiosos, aves y animales como ratones o el gran lagarto canarión. Esto ayuda a controlar las poblaciones de las plagas y mantenerlas en niveles tolerables para los cultivos.

Comercializan su producción mediante la Cooperativa BioCanarias y la Asociación Alborinco, que posee una tienda en Las Huesas, Telde y que “hace una labor muy importante acercando a consumidores y agricultores y mostrando que otro modo de hacer las cosas es posible”.

Como esta forma de vida es aún poco conocida para muchos, Gustavo y Celia se han propuesto compartirla con otros. Y por eso una parte de El Bernegal está destinada a huertos familiares. Es decir, ofrecen una zona en alquiler, para que personas que viven en sitios donde no pueden cultivar, vayan a plantar sus hortalizas de una forma ecológica y sostenible.

“Hay demanda de espacios, pero sí que es cierto que muchas personas se desesperan y abandonan. Y es porque nos hemos desvinculado del ritmo de la naturaleza y lo queremos todo ya”. La espera de 3 meses hasta recolectar unos tomates, por ejemplo, les lleva a abandonar esta labor. No son capaces de disfrutar del camino, viendo crecer sus plantitas poco a poco. “Una pena”, opina Gustavo.

El Bernegal es un gran proyecto con múltiples iniciativas. Una de ellas consiste en la restauración de las construcciones con las que contaba la finca, usando métodos de bioconstrucción con paja, barro, madera y piedras para habilitar una zona para impartir formación y talleres de todo tipo. Así es como Gustavo y Celia han construido el pequeño apartamento ecológico, en el que residen actualmente, continuando con su proyecto de vida.

Su gran sueño: vivir en una finca de agricultura regenerativa, sin maquinaria que empobrezca y degrade el suelo y que se mantenga de forma sostenible y respetuosa en todos los sentidos. Siempre compartiendo con los demás su peculiar estilo de vida. Un ejemplo de lo mucho que podemos hacer por comer y vivir mejor.