Detemisas

Acerca de la finca

Olivos y almendros son los cultivos ecológicos plantados por Rosa Delia Pérez y Honorio Martel Rodríguez en los Altos de Temisas, en el municipio grancanario de Agüimes.

Cuando llegó a la finca “aquello era un erial”, recuerda el marido de Rosa Delia Pérez, titular de la pequeña explotación. “Era una ladera sin nada plantado, toda reseca. Ahora ni la reconoces”. Al comienzo, la forma de disponer de agua consistía en transportarla en garrafas desde el pueblo, un gran trabajo que ha ido dando sus frutos. Y es que mucho trabajo ha dado esta finca a Honorio y Rosa Delia, pero ha sido y es un trabajo que hacen con mucha ilusión.

Su finca se denomina Detemisas, separadas en dos parcelas, en las que ocupan su tiempo libre, después de haberse prejubilado. “Mis padres eran aparceros y siempre pensamos en tener un terrenito para nuestro ocio. Apareció esta finca que era de un familiar lejano de mi mujer y decidimos comenzar”.

En esta parte de Gran Canaria, el trabajo se multiplica por la influencia del clima, seco y duro, extremo en verano y en invierno. “Poco a poco fuimos comprobando que el olivo y el almendro son especies que se dan muy bien en esta zona”.

Calendario de producción

Rosa Delia Pérez y Honorio Martel Rodríguez

Forma de comercialización

Autoconsumo
Marca
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La finca en la que trabaja toda la familia está ubicada en la zona llamada El Arañul, a unos 750 metros sobre el nivel del mar y a su alrededor se mantiene una fauna muy variada: canarios, linaceros, pintos, cernícalos, águilas, además de lagartos y ratones. Y una flora compuesta de olivos, almendros, cardos, relinchones, romero y lavanda, entre otras.

La recolección de fruto se eleva a unos 1.500 kilos de aceitunas -de variedades verdial, arbequina, gordal y picual, mientras que los almendros están empezando a producir en estos momentos. La mayor parte de la producción se reparte entre familia y amigos y esperan empezar a comercializar estos productos a partir de octubre de 2022.

Eso sí, no afrontan más plagas que las habituales en estos cultivos, e incluso en los últimos años no ha habido gran cantidad de depredadores, salvo la gomosis, que comenzó a entrar en los árboles a comienzos del año, pero que pudieron controlar a tiempo. “Y los ratoncillos de campo, que se meten por cualquier hueco, incluso huyendo de otras zonas donde usan venenos que aquí no empleamos”. Otro bicho, que en alguna ocasión ha aparecido, es el picudo, que termina por asfixiar las hojas y debilita los árboles. Los tratamientos que utilizan en la finca son naturales, a base de aceite de neem, leche de tabaiba, esencias de cítricos y bacillus thuringiensis, usan, además, abonos naturales elaborados mediante el compostaje de estiércol animal. En alguna ocasión usan cobre y poco más

La finca está dotada de sistemas de riego localizado que minimizan el gasto de agua, además cuenta con instalaciones para obtener energía solar fotovoltaica y eólica, que hacen sostenible y autosuficienta a la misma.

Esta iniciativa, ecológica y autosostenible, forma parte de la forma de pensar de los dueños de la finca: “Hay que tener productos locales, de calidad y ecológicos. Y que a pesar de pandemias, crisis económicas o guerras, podamos contar con producción propia y evitar la dependencia de los productos de fuera”.